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  • Foto del escritorIliana Renteria

Vívidamente

Si vives en este valle muy probablemente lo elegiste por tu trabajo, tu familia o por la vida entre montañas. Seguramente la salud mental es algo que no pasó por tu cabeza. Posiblemente nunca te preguntaste si habría suficientes especialistas de la salud mental, si hablarían tu idioma, si tendrías acceso y opciones para elegir. Todas, preguntas muy válidas que, como en muchas otras cosas de la vida, no nos hacemos hasta que nos encontramos en la necesidad de encontrarles respuesta.


La salud mental no vive solo en tu cabeza. Vive en la mía. Vive en la de todos. Y desde ahí se desborda a todas las áreas de nuestra vida.


Como vocera de la salud mental en nuestro valle, continuamente recibo preguntas de madres, hermanas, amigas preocupadas por sus hijos/as, esposos, hermanos/as, amigos/as que necesitan ayuda y guía en su proceso de bienestar mental. Las estadísticas dicen que un 16% de los latinos en los Estados Unidos (10 millones de personas) reportan tener alguna condición de salud mental. Nuestro pequeño valle no es la excepción.

Somos una muestra que representa migrantes de distintos rumbos, que han enfrentado retos y circunstancias que les han hecho salir de sus países, para (en muchos casos) llevar un estilo de vida en modo supervivencia, viviendo al día, trabajando de sol a sol, construyendo una nueva realidad, y dejando poco tiempo para el sano esparcimiento y la consejería.


Rompe el estigma.


Piensa en tu cuerpo como un todo. Ahora, imagina cada parte de él. Seguro imaginaste tus piernas, tu abdomen, tus ojos. Un universo maravilloso que funciona en armonía, en el que habitas y te lleva a todas partes.

De ese todo, tu cerebro es la maquinaria más asombrosa. El centro de control desde donde se ordena que cada cosa funcione correctamente. ¿Necesitas energía para funcionar? tu cerebro manda la señal de que tengas hambre. ¿Hace calor? tu cerebro manda la señal de la sed y el sudor para regular tu temperatura. Y así, en todo momento cuentas con tu cerebro para mantenerte vivo/a, funcionando.


¿Y la felicidad? Hay todo un sistema que se activa para que seas capaz de producir y absorber las sustancias que te harán sentir alegría, amor, placer. Es por eso que cuando algo no anda bien con tu mente, no puedes sentirte, ni funcionar adecuadamente.


Que nadie te diga que estás imaginando.


Como toda enfermedad, cada padecimiento mental tiene una explicación por compleja o invisible que parezca. La salud mental es el resultado de la combinación de tu biología (tus genes, la estructura y química de tu cerebro), de tu medio ambiente (las experiencias positivas o traumáticas que has vivido) y tu estilo de vida (tu alimentación, sustancias, sueño, ejercicio, manejo del estrés y tus relaciones).


NO estás “loco/a”. No estás inventando, ni queriendo llamar la atención.

SÍ, necesitas apoyo y empatía para abrazar la batalla contra lo que piensas y lo que sientes.

SÍ necesitas ayuda profesional, para encontrar el medicamento y el o la terapeuta adecuada para tu padecimiento y tu persona.

SÍ debes ser el o la vocera más clara y persistente para expresar tus necesidades, tu realidad y tus circunstancias. Para no dejarte vencer en la cara de la negación, la frustración y el pesimismo.

SÍ necesitas reconocer que cada día luchas y vuelves a empezar, y que eso te convierte en un guerrero/a.

SÍ mereces ser amable en tus recaídas.


A las enfermedades mentales hay que abordarlas por todos los frentes: No puedes pedirle a una pastilla que arregle un ambiente disfuncional, así como no puedes pedirle al optimismo que cure una enfermedad.


Así, sin pena, sin tapujos.


Si tú o alguien que conoces está atravesando por una situación difícil de salud mental escúchale, valida y reconoce sus sentimientos, y ten a la mano los teléfonos de ayuda.


Línea de Servicios Crisis de Colorado 1-844-493-8255

Para personas sin aseguranza:

Mind Springs Health 970-920-5555

Mountain Family Health Center 970-945-2840


Si estudias en el Distrito Escolar del Roaring Fork, acércate a tu Centro de Recursos Familiares o a las oficinas de la entrada para que te orienten sobre los recursos de salud mental con los que cuentan.


Por último, no olvides que la salud mental no es una vergüenza, es un camino. Uno que no tienes que andar en soledad.



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